Menuda temperatura hacía el sábado al mediodía en la plaza del Baluarte. ¡Y la pista estaba a la sombra! Brrrrlf…
Aún así, una vez que nos pusimos los patines, poco importó el frío. Los patines y todo lo demás, claro, porque estábamos de estreno: camisetas nuevas, guantes, rodilleras y espinilleras nuevas y protecciones de portero nuevas. Ojo lo guap@s que estábamos:
De punta en rojo
Calentamos un buen rato al sol y para cuando nos llamaron a la pista echábamos humo. Puesto que éramos un montón, nos repartimos en dos equipos (Rochapea A y Rochapea B) y jugamos tres partidos cada uno: contra Lagunak, contra Oberena y contra el otro equipo de la Rocha. Hablar de los resultados sería darles demasiada importancia. Lo que de verdad cuenta es que lo jugamos bien, realmente bien. Pasamos la pelota, patinamos con velocidad, nos repartimos la pista, defendimos nuestra portería y salimos disparados hacia la contraria. Tanto los padres como los entrenadores como los propios jugadores nos dimos cuenta de lo que hemos avanzado hasta ahora y de lo mucho que aún nos queda por mejorar.
Pero si parecemos un equipo de primera...
Y lo mejor es cómo lo pasamos… Se nota que el hockey nos encanta, que lo disfrutamos. Por la tarde, en el partido de San Antonio, muchos de los que habían estado jugando por la mañana vinieron a animar a los entrenadores y a ver más hockey, aún más hockey. Y si entre todas las cosas que intentamos transmitir en la escuela tuviéramos que quedarnos sólo con una, sin duda elegiríamos la pasión por el juego. Las ganas de jugar, de ver, de hablar de hockey; eso es lo fundamental. Y lo tenemos. Por eso somos capaces de ganar al frío.
Hockey en la Rochapea 